AMIGOS

Ayer fue un día especialmente gratificante para mi. Nos habíamos llamado por teléfono para acordar la hora y el lugar de reunión. Primero me puse en contacto con Enrique y le comenté que con motivo del aniversario de nuestro licenciamiento del servicio militar y puesto que ya hacía casi un año que no nos veíamos, si le parecía bien encontrarnos para celebrarlo. Le pareció una excelente idea y quedamos a las seis de la tarde frente a la fuente de Canaletas, en las Ramblas de mis amores.

Después llamé a mi otro amigo Antonio y le puse en antecedentes de lo que habíamos acordado con Enrique. Como que también le pareció una buena oportunidad para intercambiar impresiones, aceptó para acudir a la cita.
Como somos los tres muy bien educados, a las seis en punto estábamos en lugar escogido. Las Ramblas eran un fluir constante de personas de todas las razas, dando una pincelada de color y exotismo inigualable.

Después de un breve paseo, nos acomodamos en la terraza del Baviera para disfrutar de un ameno intercambio de impresiones. Cada uno fuimos desgranando aspectos de nuestro quehacer diario y las aficiones que nos eran comunes. Hablamos de viajes, deportes, familia, amigos comunes presentes y ausentes y también del aniversario militar que celebrábamos.
De los ciento y pico reclutas voluntarios que firmamos por veinte meses nuestro paso obligatorio por la Maestranza de Artillería, al cabo de 47 años sólo con estos dos he mantenido la amistad.

Recordamos con nostalgía la comida que nos reunió después de firmar la licencia y la sensación de libertad contenida que teníamos a nuestros 21 años.
Después de varias horas de conversación quedamos para volver a reunirnos en la cena que anualmente celebramos con la promoción posterior a la nuestra en la que también tenemos buenos amigos.

Son los pequeños acontecimientos que dan valor a tantos años vividos y que reafirman el valor de una amistas duradera.