25.000
Hoy se cumple el primer aniversario de los luctuosos sucesos de la masacre terrorista de Madrid. Quiero dejar patente un recuerdo a las 192 víctimas mortales y los mas de 1500 heridos de tan aciago día que cambiaron para siempre el rumbo de sus vidas.
En cuanto a nivel personal, hoy cumplo los 25.000 días de mi existencia. Son muchas las 600.000 horas que hasta éste momento llevo vividas.
En tan prolongado tiempo he tenido como cualquier ser humano, días buenos, regulares y menos buenos, pero de todos ellos he aprendido alguna lección que me ha servido para afrontar los acontecimientos que la vida nos va deparando.
De mi infancia puedo decir que fue regular debido a la época en que transcurrió, carente a menudo de los medios necesarios para vivir dignamente. Los años de la posguerra fueron tiempos difíciles en los que escaseaba de todo y que había que conformarse con lo que se tenía. Tuve una educación aceptable, pero no la que hubiera deseado por motivos religiosos y la situación política que nos tocó obedecer.
Con mi adolescencia llegó el momento de abandonar los estudios y empezar a los trece años a colaborar con mi trabajo al sostenimiento de la debilitada economía doméstica.
Los siguientes años de mi juventud fueron de intensa dedicación para ir logrando los objetivos que me había propuesto y que poco a poco se convirtieron en realidad. Fueron unos felices años de trabajo y también de amores y amistades.
A partir de la década de los sesenta, el noviazgo, mi matrimonio y el nacimiento de nuestros hijos, fueron el principio de mi época dorada y el estímulo para conseguir formar un hogar lleno de risas y felicidad.
Hasta aquí he llegado con los altibajos que toda vida conlleva, con una salud aceptable, el descanso merecido de la jubilación, el amor de mi esposa, el cariño de mis hijos y nietos y la satisfacción de haber cumplido con mi conciencia.
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