22.2.05

MEDICAMENTOS



A últimos del mes de noviembre acudí al centro de atención primaria de mi distrito ubicado en el Parc Sanitari Pere Virgili para someterme a la revisión anual que con toda eficacia lleva a cabo la doctora que tengo asignada.
Tras el chequeo correspondiente y las preguntas de rigor sobre mi estado de salud, me propuso vacunarme contra la gripe, medida que se adopta con los que ya tenemos cierta edad como prevención ante posibles complicaciones posteriores.
Como en las dos anteriores vacunaciones no surgió el efecto deseado, decliné amablemente su interés eludiendo radicalmente llevar a la práctica la mencionada vacunación.
Si en cambio le expuse el problema que tenía en mi mano izquierda y que diagnosticó como retracción palmar de Dupuytren. Me extendió un volante para ser visitado por un traumatólogo, el cual me remitió a un centro hospitalario dos meses después y éste tras la visita pertinente me apunta en una lista de espera de cuatro o cinco meses, para diagnosticar lo que es evidente y a continuación efectuar una intervención quirúrgica.

Volviendo a la revisión, mi querida doctora detecta un desequilibrio en mi tensión arterial y me receta una medicación para corregirla. Según el prospecto este medicamento actúa dilatando los vasos sanguíneos para facilitar al corazón la tarea de bombear sangre a todas las partes del cuerpo ayudando a reducir la tensión arterial alta.

El siguiente diagnóstico es el de combatir un trastorno caracterizado por síntomas de euforia, tener una energía exagerada, dormir menos de lo habitual y a veces una irritabilidad considerable, por lo que me receta un estabilizador que previene la aparición de variaciones extremas en el estado de ánimo.

De verdad puedo afirmar sin lugar a dudas que la medicación ha sido positiva, pero en lo relativo a la segunda, me ha dejado en un estado de apatía total, hasta el punto ver transcurrir los días sin encontrar motivación para continuar escribiendo las páginas de mi querido diario. Espero sea algo pasajero y que en cuanto vayamos dejando atrás este largo y gélido invierno, la nueva savia de la primavera haga florecer mi espíritu.

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