ÍDOLOS

En éstos fríos y desapacibles días de febrero, cuando no apetece salir a pasear y es mas confortable quedarte en la acogedora comodidad del hogar, el tiempo parece que se dilata y de alguna manera has de dedicar esas horas de ocio a actividades de tipo lúdico que sosieguen el ánimo encrespado por los acontecimientos que nos rodean.

La música y la lectura ocupan algunas de las mejores horas de este letargo invernal y también el deleite de descubrir de vez en cuando algunas películas que por casualidad me han impactado emocionalmente.

Ayer estuve viendo Diarios de motocicleta, basada en las notas de viaje de Ernesto “che”Guevara.
Para los que vivimos la revolución cubana de Fidel Castro en los comienzos de los años sesenta, la figura del “che” Guevara siempre ha quedado diluida en la historia que nos contaron, como la de un revolucionario anarquista y comunista, en el que se cebaron todos los medios informativos norteamericanos y sus aliados para degradar la magnitud de un hombre con fuertes convicciones humanitarias.

Durante muchos años los “posters” del barbudo argentino y defensor de los derechos humanos en Sudamérica, colgaban en las paredes de las habitaciones de la juventud que supieron comprender el testimonio de su mensaje.

Esta versión del estudiante de medicina que recorrió mas de doce mil kilómetros y convivió con los mas desheredados del continente sudamericano, son un fiel reflejo de la manipulación histórica que continuamente padecemos.

“che” Guevara es un mito, pero yo sigo creyendo en personas que como él lucharon por defender las causas de los mas débiles.