HOGAR
Es media mañana y estoy confortablemente instalado en mi estudio, la pieza íntima de mi hogar que está reservada para refugio de mis actividades y pensamientos.
Esta habitación había sido durante unos cuantos años, el cuarto de los chicos para diferenciarlo del contiguo que era el de las niñas.
En realidad no fueron tantos los años que lo ocuparon, pongamos que entre los tres varones serían como veinte a lo sumo, pues cada uno de ellos se buscó la vida una vez cumplieron la veintena. Las niñas tampoco se quedaron para vestir santos y fueron las que tomaron la delantera en lo concerniente a independizarse y empezar a construir su futuro.
En estas tranquilas horas de la mañana con la única compañía de mi mascota, las dedico a repasar la últimas noticias que la prensa, la radio y la televisión ponen a mi alcance y tener un amplio panorama de los sucesos de toda índole que sean interesantes por su contenido a nivel humano, político, económico o informativo.
Hago un repaso a los comentarios que me han dejado en el diario, agradeciendo su asiduidad y apoyo, aunque lo que echo de menos es la falta de opiniones de personas de mi edad, y si las hay, no han mostrado hasta hora su existencia.
A los que estoy felizmente agradecido, es a todos los de la generación posterior a la mía, a los que tenéis la inmensa dicha de tener todo un futuro al alcance de vuestras decisiones y que a pesar de las contrariedades superareis con éxito y constancia.
También un cariñoso saludo a mis amigos de ultramar, de Washington, de Buenos Aires, de Lima, de Chile, de México, de Venezuela y Colombia. A los europeos de Francia , Bélgica y Portugal. Gracias a los medios que nos hermanan y hacen posible la inmediata comunicación entre personas que solo deseamos paz y amistad.
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