ESTADÍSTICAS

Parece que vivimos constantemente bajo el dictado de los sondeos de opinión que dicen reflejar las tendencias de una parte importante del ciudadano medio.
Lo curioso del caso es que yo no me siento identificado casi nunca con los resultados emitidos de forma categórica.
Nunca me han hecho una encuesta, pero si tuviera que contestar a los cuestionarios de las que continuamente aparecen, opinaría todo lo contrario a los resultados que nos ofrecen.
No veo los programas de mas audiencia televisiva, no leo los diarios de mayor difusión nacional, no escucho las emisoras de radio líderes de las ondas, no compro en las grandes superficies comerciales, no como ni bebo los productos yankis, no estoy en el ranking de las hipotecas ni de los créditos, ni por supuesto en el de los ingresos medios por jubilación.

Uno es estar medianamente informado de todo lo que sucede a tu alrededor y otra que nos digan que la mayoría comulgamos con las mismas ruedas del molino consumista.

No es la misma opinión la de un catalán que la de un riojano, la de un valenciano que la de un gallego, la de un vasco que la de un andaluz, la de un castellano que la de un canario, la de un asturiano con un melillense, un madrileño con un ibicenco, un aragonés con un extremeño. Todos tenemos nuestra particular actitud diferencial que no siempre reflejan los resultados de las inefables estadísticas.