10.12.04

ALDEA DEL PARDILLO



Está amaneciendo y a través de los ventanales del tele club puede verse el panorama recién estrenado. Durante toda la noche ha estado nevando mansamente, las blancas partículas han ido cubriendo los tejados y el pilón de la fuente dando uniformidad a todo el paisaje. El grosor de la nieve en algunos puntos alcanza una altura de 40 cm y será necesario abrir veredas para hacer accesible el tránsito hasta el cercano dispensario.








Una vez a la semana, don Caliópido, el médico adscrito a ésta zona para efectuar las consultas, atenderá a los sempiternos pacientes que guardan turno estoicamente a pesar de las condiciones climatológicas. La espera se prolonga algo mas que otros días y entre ellos intercambian comentarios sobre sus dolencias.

Casi siempre son los mismos que acuden para que les receten algo que alivie sus dolencias, algún nuevo fármaco que sustituya al anterior.
Herminia quiere algo para su artrosis, Valeria para la tensión, Gorgonia para el catarro, Feliciano para la flebitis, Basilio para el reuma.








El caso de Cipriano es más serio. Ha estado tomando Bio-Bac por su cuenta para luchar contra el cáncer que le diagnosticaron y ahora no lo encuentra en su proveedor habitual.
En la sala de espera se suscita una controversia sobre la bondad del producto y su prohibición. Le orientan los otros sobre una posible alternativa que han comercializado últimamente. Sabe que el doctor no le podrá extender una receta del nuevo placebo, pero el continúa aferrado a sus ansias para sobrevivir y esperando un milagro casi imposible.
En el exterior ha empezado otra vez a nevar y los sufridos pacientes continúan su charla esperando ver llegar a su querido médico.

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