30.11.04

MEDICOS



Hoy arrancamos la última hoja del mes, el último de los treinta días tristones que han pasado sin pena ni gloria por mi rutinario quehacer diario.
En éstas fechas es cuando suelo darle a mi cuerpo la debida atención médica con la revisión anual. No me duele nada, pero nunca se sabe si puede haber algo oculto que pueda surgir de improviso.

El primer paso es pedir día y hora en el centro de atención primaria. Una vez asignada para el día siguiente, me atiende la doctora que me corresponde y que tecleando en su ordenador repasa mi historial. Comprueba que la última visita fue hace un año y tras tomarme la tensión y anotar mi peso y estatura, formula las preguntas de rigor: continúa fumando?, que bebo?, me he vacunado de la gripe?, tiene algún síntoma a tener en cuenta?.
Tras las pertinentes respuestas, le expongo el motivo de mi visita. Me receta un medicamento para la tensión, otro para la ansiedad y un volante para acudir al traumatólogo por una retracción palmar.

No soy partidario de empezar a tener una colección de cajitas con píldoras, pero de alguna manera he de seguir las recomendaciones de quien vela por mi salud y aprenderme el nombre del fármaco, las horas en que debo tomármelas, los efectos adversos y al finalizar el tratamiento, nueva visita para ver los resultados.
Esto de la salud es muy serio y ha llegado la hora de tener que asumir ciertas limitaciones que aunque no son bien recibidas, no queda mas remedio que aceptarlas.
Suerte que mañana empieza el mes que más satisfacciones me depara. Un mes pletórico de felices aniversarios y añoranzas entrañables.

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