13.10.04

Ayer tuve un día muy atareado revolviendo entre los cajones y poniendo en orden toda suerte de folletos, revistas atrasadas que en su momento no leí y las voy guardando por si acaso me pueden ser útiles, folletos de viajes, publicidad de artículos que nunca compraré, bolis de todos los colores con la tinta mas seca que la mojama, clips, cuartillas y sobres de colores, gomas de borrar, una maquineta sacapuntas, lápices Faber de dibujo, muchos singuels y LP´s del año de la pera y un variopinto exponente de otros tiempos que duermen sin protestar, esperando ver la luz de lustro en lustro.

De fondo se oían marchas militares, mis queridos vecinos tenían la tele a todo volumen, no sé si es porque son sordos ó para proclamar a los cuatro vientos que se han comprado una de esas modernas que llaman de plasma.

La cuestión es que en esos momentos andaba con uno de los álbumes de fotos, de esas de toda la vida, en las que han quedado reflejadas escenas entrañables.

Por casualidad andaba revolviendo las de mis tiempos de mili y















me ví,pues a mí también me tocó, desfilar con aire marcial marcando el paso, uno-dos, uno-dos.
De cuando en cuando nos dejaban descansar para salir en la foto y tras tanto ajetreo, lo mejor era largarnos a la cantina para bebernos una Moritz negra.












Si las guardo con ternura,
las fotos,es solamente para
acordarmeque yo también tuve
veinte años, por nada más.
Bueno si, también por los buenos
amigos con los que compartí
experiencias irrepetibles.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Seguro que hay muchos recuerdos asociados a esas
fotos. :))

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corsaria