1.9.04

No quiero recurrir al fácil pretexto de un sinfín de excusas para dar explicaciones de mi larga ausencia en los relatos de mi Diario. Lo cierto es que en principio tuve unos días en los que no me sentía muy motivado para expresar mis sentimientos. Quizás fuera por estar a punto de entrar en la estación veraniega, de la que soy un ferviente discípulo; los días son mas largos, el cielo es mas amplio, los amaneceres mas prometedores.

Son días en los que se empiezan a prever cambios en todas las personas y en nuestras costumbres por la proximidad de las vacaciones. Mi ritmo cotidiano también se ha visto alterado y de estar en mi estudio liado con el ordenador y otras actividades diarias, he pasado a convertirme en jardinero y cuidador de perros.

Durante un mes he estado en San Fost








cuidando a Boleta y Lola,








las perras de Virginia y Marta que se han ido de vacaciones a México.








Como es lógico, Rohn








ha tenido que adaptarse a compartir con sus congéneres mis atenciones perrunas, lo que le ha comportado una pequeña dieta de adelgazamiento que le ha sentado muy bien.

Como tenía que buscarme alguna ocupación para llenar tantas horas de tan feliz estancia, empecé por desbrozar el sembrado de fresas, tomateras, berenjenas y pimientos








que empezaban a quedar invadidas por las malas hierbas. Cuando estuve listo y contemplé que el resto del terreno mas se parecía a la selva, decidí dejarlo todo limpio y con descansos cada diez minutos, porque no está uno habituado a tales menesteres, logré transformar el huerto en una alternativa de jardín y de paso he adquirido un bronceado de montaña que ha mejorado mi aspecto. Con el gallinero no ha habido problema. Reponer de agua y pienso a las dos ponedoras y recoger su puesta diaria de dos huevos.
Ya de vuelta a mis dominios, vuelvo a tomar el pulso de lo habitual.

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