9.5.04

Me he tomado unos días de inactividad en el relato de mis vivencias presentes y pasadas. La actualidad es cada día un cúmulo de noticias de envergadura que no me reconfortan, al contrario, me predisponen a llegar a un punto en que prefiero leer un buen libro ó escuchar mis canciones preferidas, aislándome de ésta vorágine de enfrentamientos y traiciones que se desatan entre vencedores y vencidos.

Como en aquella vieja serie televisiva, Los ricos también lloran, la soberbia del poder es tan inmensa que cuando pierdes las riendas del caballo ganador, se destapan todas las cajas de Pandora y debajo de las alfombras hay los polvos de las ruines componendas que han ido acumulando mientras eran los primeros en la carrera.

Hoy es el cumpleaños de mi madre que con sus 96 Mayos ponen un poco de tranquilidad en mi alterado espíritu. Ayer fui a felicitarla y era como una niña pequeña, tan desvalida y con la mente muy confusa. Cada vez es mas doloroso tener que despedirse y dejarla sola. No me siento bien.

Entro en el bar de la plaza de la estación para comerme un bocadillo y a pesar de que son las 11 de la mañana, las mesas están ocupadas por una treintena de jubilados alemanes bebiendo sendas jarras de medio litro de cerveza a palo seco.

Hoy inauguran el Forum de las Culturas. Sin banderas ni himnos. Sobre los terrenos del Campo de la Bota, la playa maldita de la represión y del fusilamiento de 1631 seres humanos no afectos al régimen. Si el diálogo y la paz son el emblema del evento, bienvenido sea.

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