19.4.04

Recordando mis juegos de infancia que eran muy limitados y de una gran simpleza por que no existían o no teníamos acceso por su elevado valor, uno de los que recuerdo con nostalgia fue el me regalaron un seis de Enero. Era como una pera de madera y un cordel. Mis padres me dijeron que aquel juguete se llamaba peonza.

PEONZA: Juguete de madera que se hace bailar azotándolo con un látigo.

BALDUFA: Joguina de fusta en forma de pera que es fa giravoltar amb l’ajut d’un cordill.

Ambas definiciones sobre un mismo objeto me reafirman en la idea que siempre está presente en mi ánimo. El castellano utiliza una definición bronca, autoritaria, flageladora, inquisidora, machista, obligatoria. Es seca, contundente, amargada.
No es lo mismo juguete que joguina. Nuestro idioma, el CATALAN, dulcifica el vocablo dándole la categoría de algo bello y entrañable, cariñoso, infantil.

Nuestra mentalidad no se basa en azotar con un látigo, si no en hacer girar con gracia a lo que se nos ha dado para su buen uso.

Los toros en sus dehesas, los galgos en exposiciones de canes de raza, las focas sobre sus témpanos de hielo.

Hay mucho látigo que jamás renunciará a perder las posiciones de soberbia y desprecio que para su desgracia, actualmente sabrán discenir las nuevas generaciones.

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