8.12.03

Ya ha llegado por fin el cumpleaños de VIRGIL, el quinto de nuestros hijos, el pequeñín de la saga. Celebramos su trigésimo aniversario con alegría y deseándole a él y a Montse muchas felicidades. Las horas anteriores a su venida, fueron una maratón telefónica para mí. Ni el teléfono de casa, ni las cabinas del barrio funcionaban. Tardé una hora en comunicarme con la comadrona para avisarla que íbamos hacia la clínica Tres Torres. Mari Luz había roto aguas y el parto era inminente. El niño tenía prisa y el Dr. Vilarrasa nos lo trajo en un periquete. En esa clínica no me dejaron presenciar el alumbramiento, a diferencia de las veces anteriores y tuve que quedarme fuera en compañía de mi suegra Felipa. Era un sábado y al día siguiente después del partido del Barça, se presentaron sus padrinos, rabiosos culés, para conocer a su ahijado. Trajeron un jamón y cava y en la misma habitación lo celebramos por todo lo alto. El bautizo lo celebramos en Collbató y encima de la tarta le colocaron la figura del Avi blaugrana, Este sábado no hemos tenido la suerte de los últimos veinte años y nuestro Barça ha perdido por 1-2 con el eterno rival. Cuando juguemos contra ellos no vuelvas a ir al campo, por si eres gafe. Aprendiste pronto a nadar con los cursillos en la piscina de la urbanización y al tenis en las pistas del parador. Tus primeros catorce años han sido constantes viajes desde el colegio La Farigola a nuestra casa de Collbató todos los fines de semana. En verano con las excursiones a la playa que organizaba tu madre y las prácticas de senderismo por las laderas de Montserrat. Cuando los domingos te despertabas y venías a nuestra cama seguido de tus hermanos. Tirándole palotes a la Guay en el terreno de enfrente y montándote encima de ella cogiéndole de las orejas como si fuera una moto. Siempre has sido el pequeño en edad, pero eres grande en nuestras vidas. Te deseamos que siempre seas como eres para nuestro orgullo como padres. Un beso muy fuerte y SALUT I LLIBERTAT.

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