29.12.03

A pesar del maldito lumbago que me viene aquejando desde hace días, vuelvo a incorporarme al que hacer diario. Acabo de recibir un correo de un antiguo compañero del colegio con quien espero mantener futuros contactos para evocar recuerdos de nuestra lejana adolescencia. Es como abrir un libro que no has leído desde hace muchísimo tiempo y te hace revivir las andanzas escolares de los años cuarenta. Una vez pasadas las fiestas navideñas, nos iremos preparando para festejar pasado mañana el fin de año con las doce uvas y la copa de cava. Supongo que estaremos solos Mari Luz y yo y después si es posible, nos llamaremos unos a otros por teléfono para felicitar el año nuevo. Recuerdo un fin de año que fuimos con unos amigos, los Quesada, a celebrarlo por todo lo alto. Cenamos en el restaurante Can Vidalet unas buenísimas angulas de Aguinaga, regadas con vino de Ribeiro y acompañando al cava unos soberbios creps. Para comernos las uvas, nos fuimos a celebrarlo a la Belle Epoque, en la calle Muntaner, con un fastuoso espectáculo de estilo parisino años veinte y baile hasta el amanecer. No todos los años podíamos hacer estas escapadas, por la edad de los chicos, pero las pocas veces que tuvimos oportunidad, la aprovechábamos. Ahora que no tenemos responsabilidades paternas, es la edad y la comodidad del hogar la que prevalece sobre el deseo del corazón juerguista. Pensamos celebrarlo con moderación y mucha SALUT I LLIBERTAT.

No hay comentarios: