22.12.03

En los últimos años de la década de los cincuenta, publicaron un anuncio por las calles de Barcelona en que se podía leer FUME tabaco pero vea OPIO. Visto desde tres ó cuatro metros de distancia es obvio que se interpretaba el mensaje como FUME OPIO. El citado anuncio era la publicidad de una película que se estrenaba en las salas de cine. Este es un producto resultante de la desecación del jugo de las adormideras verdes y si se fuma en cantidad puede producir alucinaciones y embrutecimiento. Muchas veces he oído decir del fútbol, que era el opio del pueblo. También ahora podemos añadir los programas infectos de la televisión, los anuncios de toda índole acosándonos para comprar lo que sea, el tentarte con la elegancia del regalo ó incitar a participar en toda clase de juegos y loterías. Los discursos de los políticos y las reseñas de los periódicos. Vamos hacia una escalada del entontecimiento total, para que la persona no tenga criterio propio y adore a los falsos becerros de oro que nos ponen en bandeja los manipuladores económicos y políticos. La simple ilusión de tener un caballo de cartón para Reyes ó unos mitones de lana hechos por la abuela, se han transformado en el derroche continuo, el comprar sin mesura y tener más y mejor que el prójimo. Que no me vengan con la solidaridad. No conozco a nadie que teniendo cien, le dé al que tiene diez, una parte de su riqueza, Si lo hiciera es por que se habría fumado sus buenas pipas de opio y estaría alucinado. Yo sigo con mi SALUT I LLIBERTAT.