23.12.03

Ayer se celebró el sorteo de la lotería nacional y según la siempre inefable encuesta, nos jugábamos 69 E por persona. En nuestro caso el dispendio familiar fue de 10 E y si adquirí un número, fue porque sumaba 19 y acababa en 77. Cosas mías de la numerología. Sólo una vez me ha tocado un premio y fue por que estaba abonado a la coral La Barcarola, que lo hacían en combinación con el sorteo de la ONCE y el importe ascendió a diez mil pesetas de las de los años sesenta y con ellas nos compramos una lavadora. En el bingo también he tenido suertecilla y en una ocasión hasta me permitió tener para un televisor en color. La incursión en el mundo del juego nunca me ha atraido, pues como no me gusta perder, ni siquiera al dómino, lo dejo para otros que insisten aunque a la larga siempre se pierde. Tal día como hoy, hace 41 años, la meta que tenía era salir a las siete de la mañana con mis padres, hermanos y amigos rumbo a Soria y después de comer en Zaragoza, llegábamos tras un viaje de catorce horas, bajo un frío intenso y la cellisca golpeando en los parabrisas de los seiscientos. Toda nuestra familia soriana nos acogió con cariño y nos alojamos en el Hotel Comercio para prepararnos a celebrar nuestra boda. Era el último día de mi soltería y me fui a dormir con la ilusión de que al día siguiente todo sería distinto. Tenía veintiseis años y todo un futuro por delante junto a Mari Luz a la que amo como el primer día. Tenemos SALUT I LLIBERTAT.