27.12.03

Después de haber asistido a nuestra boda, mis padres, hermanos y mis amigos Francisco, Juan, José Mª y su madre Dña. Julia, se despidieron de Soria para regresar a Barcelona y el día de San Esteban por la mañana iniciaron el viaje pensando que por la noche llegarían sin problemas. Como en aquel año 62 no se tenía información del estado de las carreteras, se encontraron que a partir de Zaragoza una nevada que desde el día de Navidad había caído con inusitada intensidad en Barcelona, llegando hasta más allá de Lérida les obligó a tener que abandonar los coches al ser totalmente impracticable poder circular. Tardaron dos días para poder llegar cada cual como pudo y encontrarse a la gente esquiando por las calles y toda la actividad ciudadana colapsada. Cuando Mari Luz y yo vinimos el día 31 en tren, aún había nieve por todas partes. De vez en cuando para éstas fechas ha caído una débil precipitación, pero la de aquel año quedará en los anales de nuestra historia ciudadana. La única importante que hubo y precisamente esa vez se me ocurre estar en Soria, que por cierto hacía mucho frío pero de nieve ni gota. Este año tenemos un cielo brillante y el sol ayuda a tener una temperatura agradable. Perdona Cristian que ayer no te mencionara como uno de los partícipes de la reunión familiar, hoy dejo constancia de tu asistencia para que quede reflejada en mi diario, que siempre procuro sea el reflejo de la más estricta verdad. Gracias también a las felicitaciones que por teléfono nos hacían desde Soria, mis cuñados Angel y Manolo, con su cena de cardo y besugo, como es tradicional en su tierra. Para todas nuestras familias mi más fervoroso deseo de felicidad con SALUT I LLIBERTAT.

No hay comentarios: