23.11.03

Ultimamente uno de los debates más llevados y traídos en los medios de comunicación se refiere a la juventud con toda la problemática de su mundo. Tienen problemas desde que nacen para que los cuiden, a la hora de su asistencia a un colegio, sus primeras salidas de adolescente, el primer trabajo y conseguir una vivienda para independizarse. Posiblemente hoy en día hay un desfase en el valor de lo que cuesta vivir y lo que ganamos con nuestro trabajo ó pensión. El día que mi novia y yo decidimos la fecha de nuestro matrimonio, encontramos a través de una agencia un piso a estrenar en el barrio de Vallcarca. A la puerta de casa tenía su origen y final el tranvía de la línea 25 que al circular por vía única tenía que cambiar el trole en esta parada. Era de alquiler y el precio sin ser prohibitivo, requería un pequeño sacrificio respecto a mis ingresos. Los muebles y demás elementos del futuro hogar, los adquirimos en cómodos plazos. No teníamos coche, ni televisión, ni viaje de luna de miel. Empezamos de cero y fuimos cumpliendo las etapas de una nueva familia. Continuamos viviendo en el mismo sitio, nunca he tenido que pagar una hipoteca, desconozco lo que es un mes de vacaciones, pero tengo una mujer y cinco hijos y seis nietos que son mi orgullo por todo lo que hemos luchado, con ilusión y codo a codo durante cuarenta y un años. Querer es poder y hay que asumir ciertos sacrificios. No se puede tener todo sin renunciar a mucho. Lo que empieza en la cuna, bajo el cuidado de una madre y el ambiente de tu familia es lo que serás en la vida. Las raices siempre predominan sobre el carácter individual de cada persona. Soy un autónomo ya jubilado, aunque tengo a mi cuñado que siempre me llama cínicamente “empresario”, y con la pensión que me corresponde, continúo con mi ilusión de un mes de vacaciones, no me importa donde, no soy exigente. Esperando que algún gobierno mejore nuestros estipendios, quedo de todos vosotros atentamente con SALUT I LLIBERTAT.

No hay comentarios: