22.11.03

Para mí Noviembre es un mes triste. Hoy hace el típico día nublado, desapacible. No llueve ni hace frío, pero es tristón. A mí particularmente que me den la primavera y el verano, todo es luminosidad y el ánimo está más predispuesto para el que hacer diario. Tal día como hoy, hace cuarenta años, puse en marcha el televisor para ver las noticias y el impacto que me produjo el asesinato de J. F. Kenedy, nunca lo olvidaré. Tales fueron mis expresiones de asombro en voz alta y alterada, que mi mujer acudió asustada preguntando que ocurría. Como estaba a punto de dar a luz, traté de calmarla ya que el impacto emocional nos desbordaba. El criterio que entonces teníamos de los norteamericanos no era como hoy en día, pues ahora disponemos de todos los medios para opinar sobre su manera de manejar a su antojo el mundo. Los que éramos jóvenes nos identificábamos con el talante del presidente, ignorábamos todo el entramado político que pudiera haber detrás del mundo que nos querían vender. Las películas eran casi lo único en lo que te basabas, pues ni los periódicos ni el españolísimo NO-DO reflejaban lo que de verdad sucedía. Películas como Brigada 21, El gran carnaval, El tercer hombre, El fabuloso mundo del circo, Raices profundas, El último mohicano, etc. Las veíamos en cines de doble sesión como el Central, Dorado, Rex, Emporio, Iris, Alondra, Balmes, Proyecciones, Mundial, Roxy, Manón y muchos más, por cuyas pantallas se nos enviaba el mensaje de que el séptimo de caballería eran los buenos y los indios muy malos. Lo de ayer no era una película. El del bigote, con su perenne mala milk, nos tachó de “ aventureros “ y que si accedemos al gobierno de Catalunya vamos a ser los malos de la película. No somos malos, somos honestos y vamos con las manos limpias, no como el perfil que ellos dan a sus bobalicones seguidores de ser los buenos. Hasta mañana y para no variar tened SALUT I LLIBERTAT.

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