Se nos ha ido Copito de Nieve, nuestro gorila albino, el más famoso animal del Zoo de Barcelona durante los últimos cuarenta años. Le han practicado la eutanasia en vista que su estado de salud era irreversible y para evitarle el sufrimiento de sus últimos días. No he sido muy amigo de ir a ver a tanto animal encerrado de por vida, a pesar de que están bien cuidados, me produce un gran desasosiego. Sólo he tenido dos veces canarios en jaula, el segundo por una enfermedad de la piel se quedó sin plumas y el pobre tenía un aspecto tan deprimente que los amigos de mis hijos, cuando querían burlarse de alguno en particular, le decían que tenía menos futuro que el pájaro de los Villasante. El primero tuvo una cierta libertad pues le dejábamos abierta la puerta de la jaula y se paseaba por encima de la mesa picoteando las migas de pan y trozos de ensalada. No he vuelto a tener más por esa sensación de no ser libre. Es distinto con los gatos y perros que siempre nos han acompañado, que han disfrutado de nuestra compañía y cariño. Un gato se llamaba Mufy, una gatita Blanca, una perrita Layka, otra Guay, un perro Ares y el que tenemos ahora, un cocker spaniel que atiende por Rohn. Ha sido bueno para la familia la convivencia con todos estos cariñosos animalillos, con quien han jugado y disfrutado de su compañía. Es una de las pequeñas cosas que les hemos inculcado, el amor y respeto a los animales. Tengo el recuerdo de un perrito pequeño que con una capa y una gorra de ferroviario, lo colocaban al paso del cremallera que subía a Montserrat, junto con su dueño que era el guardabarreras. Hay muchos ejemplos de la devoción y lealtad que nos demuestran, hasta límites de verdadero sacrificio. Desearía que muchos humanos se parecieran un poco a estos magníficos compañeros. Mi homenaje a todos ellos con el sincero deseo para que tengan SALUT I LLIBERTAT.