14.11.03

Tengo ganas de fumar, cuando me pongo a escribir el relato diario, parece que el cuerpo necesita la excusa del cigarrillo para abrir la mente. La verdad es que apartarse del vicio tabaquil es muy dificil, pero hay que intentarlo. Todo empezó un día mientras estábamos de descanso en la instrucción del cuartel, y un compañero me ofreció un pitillo de la marca Bisonte . Continué con los Ideales, Aguila, Rex, Jean y otras marcas que no recuerdo. Total cuarenta y siete años echando humo, ahora estoy con el intento de dejarlo. En los servicios de guardia que tuve durante la mili, me ayudaba a pasar las dos horas de puesto, en especial cuando nos tocaba servicio en el castillo de Montjuich. Entonces era prisión militar y la responsabilidad del puesto altamente peligrosa. Había quince puestos de vigilancia en todo el perímetro militar, algunos muy apartados del cuerpo de guardia. El mas peligroso distaba unos quinientos metros y estaba en descampado, totalmente a oscuras y expuesto a cualquier agresión. El mejor era el que daba sobre el puerto con una vista impresionante, le llamábamos la pajarera, pues parecía un nido colgado sobre el acantilado. Una noche estando de guardia en ésta, con la excusa del panorama y siendo en verano, se acercaron las hijas del Comandante de la fortaleza para pegar la hebra y a pesar que estaba prohibido hablar con nadie, les hice los honores que se merecían y de lo cual me quedaron muy agradecidas y repitieron en otras ocasiones. Aún recuerdo si su padre me pilla. Total , historias inolvidables de la puta mili. Todo eso que se pierden los de ahora por estar exentos de esa servidumbre, a los que deseo SALUT I LLIBERTAT.

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