11.11.03

Era en vísperas de San José del 59 cuando a bordo de mi Vespa, cargado con el equipaje y una máquina de escribir, puse rumbo a Valencia. El viaje se debía a que tenía que abrir una delegación en la capital levantina con ámbito en toda la provincia, de una marca de agua mineral denominada Agua San Narciso. Al llegar busqué alojo en una pensión frente a la plaza de toros. A los pocos días me trasladé a una casa particular, la de doña Amparo en la calle Pedro III, en donde también residian otros dos huéspedes, un estudiante y un representante de embutidos de Soria. Durante toda la semana recorría desde Castellón hasta Cartagena para ir nombrando nuevos centros de distribución de la marca que representaba. Hice una buena labor y promocioné favorablemente la distribución del producto a través del almacen que abrí en Valencia. Como llegué en plenas fiestas, todo eran "petardás" y "mascletás" que durante todo el día no paraban de explotar. En los guateques a los que me invitaban algunas amigas que tuve, sonaba mucho en aquellos días una canción que hacía furor, se llamaba Corazón de melón. Estaba a punto de llegar la yenka y el twist, con lo que el giro que iba a dar la música para los jóvenes había de ser revolucionaria. Hoy martes la cosa política está que arde, todos andan muy alterados. En Madrid echan fuego y no dejan de desprestigiarnos y opinar en contra de nuestras ideas, sobre todo las de ERC y el peso que vamos a tener en el gobierno de la nueva Generalitat. Como siempre mis deseos de SALUT I LLIBERTAT.

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