31.3.05

REFLEXIONES



Han transcurrido diez días desde mi último escrito y pienso que ya es hora de plantearme las causas de tan prolongado silencio.
En este intervalo de tiempo no ha ocurrido nada de extraordinario, estoy huérfano de motivos interesantes que puedan ser comentados con la espontaneidad que requiere la fidelidad que me he propuesto transmitir cuando tengo algo que compartir.

Es cierto que atravieso por una transitoria etapa de apatía epistolar, no se si debido a la medicación que inicié hace unos meses por indicación de mi doctora para aliviar el estado de ansiedad y que está surtiendo unos efectos mas allá de lo previsto.
Cuando repaso los relatos del diario de hace un año, observo que hay una diferencia notable con mis sentimientos actuales que tienden mas a la moderación y la ecuanimidad.

Asimismo los inevitables duendes de la informática, me han jugado estos días un cúmulo de contratiempos para poder estar operativo y ha habido días en los cuales era imposible acceder a los mas elementales programas del ordenador.
Espero poder superar esta crisis de comunicación en la que me encuentro y volver a tener motivo para compartir con mis asiduos seguidores, las pequeñas historias cotidianas de vuestro incondicional e ilusionado jubilado.

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