31.1.05

T B O



Mañana, hoy será el pasado. Así de fácil. El tiempo es implacable y va dejando atrás cada uno de los segundos que vivimos sin darnos cuenta que es un tesoro inapreciable al que no le damos la importancia que se merece.
Estamos muy pendientes de lo que queremos para el futuro y no disfrutamos del presente que ya nunca ha de volver.
La edad condiciona enormemente nuestra actitud ante el paso del tiempo y cada etapa de la vida valora el transcurso de nuestra existencia. Cuanta mas edad vas acumulando, mas atención le dedicas a las múltiples facetas de tu pasado que cual joya inapreciable guardas con sumo cariño.













De mis infantiles recuerdos, nunca olvidaré los tebeos que con gran ilusión esperaba aparecieran semanalmente para deleitarme con su lectura y de los que guardo en la memoria historias que fueron solaz de largas horas de lectura.

De los primeros que recuerdo estaban: Flechas y Pelayos y Roberto Alcázar y Pedrín.
Seguidamente fueron El Coyote con su protagonista Don César de Echagüe y Fu Manchu en El Demonio Amarillo. Estos últimos de la Editorial Molino y José Mallorquí.












Después fueron Pulgarcito, Mortadelo y muchos otros de la Editorial Bruguera con decenas de personajes entrañables como Carpanta, las hermanas Gilda, los hermanos Zipi Zape, la familia Cebolleta, etc. Sin olvidar al Reportero Tribulete que en todas partes se mete y sus colegas El caco Bonifacio o el Botones Sacarino.

Dulces horas de lectura con personajes que aún hoy están presentes por su profunda humanidad y el mensaje educativo que en su momento nos inculcaron.

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