15.12.04

PAPELEO



Ayer tuve que ir a buscar un certificado de bautismo a la parroquia en la cual se llevó a cabo dicha ceremonia. Previamente había concertado por teléfono una entrevista con el responsable del despacho parroquial.

Este sacramento era indispensable en aquellos años tanto para los creyentes como para los que no lo eran pues sin este requisito no podías ingresar en un colegio, hacer la primera comunión, recibir la confirmación e incluso para poderte casar.
La mayoría de los matrimonios cumplían con esta norma, salvo las excepciones que siempre existen.

Mis recuerdos de la iglesia, eran la de un pequeño local con una docena de bancos y cuatro imágenes repartidas por las paredes. Hoy es un colosal edificio que ocupa la mitad de una manzana y dotado de múltiples servicios asistenciales anexos al templo.

Si digo que tengo un vago recuerdo de la mencionada capilla, no es que me la imagine por lo que me han explicado, sino porqué ya tenía tres años y como es lógico fui hasta la pila bautismal por mi propio pié.
La guerra, las bombas, las depuraciones, el hambre y todos los infortunios fueron posponiendo lo que hubiera tenido que celebrarse al poco de nacer.

Como si aún me persiguiera tan nefasto pasado, me comunica el amable mossèn que precisamente el libro en el cual debiera quedar reflejado mi bautismo, no obra en su poder por ser anterior a 1940, fecha a partir de la cual empezaron a registrarlos y colocarlos en perfecto orden cronológico.

Me remite al arzobispado para que indaguen en algún oscuro sótano el paradero, si existe, de tan misterioso libro.
Esto me recuerda el papeleo para el primer carné de identidad, el pasaporte, el de conducir, el libro de familia, los colegios de los hijos, para ser autónomo, para dejar de serlo, para la jubilación, ayuntamiento, hacienda y hasta para cuando me muera.













Todo son certificados y miles de horas perdidas en un inacabable peregrinaje de ventanillas, hoscos funcionarios y antiguamente las famosas pólizas, indispensables en cualquier documento sin las cuales te espetaban de mala manera vuelva mañana.

Lo mas acertado para no sucumbir en el intento, hacerse con los servicios de un buen gestor, que para eso están.

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