MEDICOS Y VETERINARIAS

Tenemos visita concertada en la clínica asignada por el CAT, para una exploración rutinaria anual. Llegamos diez minutos antes de la hora asignada. Nos introducen en la consabida sala de espera. Saludamos a los presentes....Buenas tardes.

Tomamos asiento, equidistante con las cinco parejas que nos preceden. Los observo disimuladamente....?? y empiezo a imaginar cómo son según su edad y su pareja.
De los seis hombres presentes, ninguno llevamos corbata, cinco usan calzado con cordones, los cinco llevan calcetines, uno usa tirantes y móvil sujeto al cinturón, los cinco y su pareja usan gafas (ulleres en catalán), todos tenemos mas de 65 años.

El del móvil creo ha sido militar, lo lleva al cinto como un arma y posiblemente es zurdo. Sentado es esperpéntico, su pareja (pobrecita) tiene un aire sumiso. Se levanta constantemente, indaga en recepción, atisbamos una creciente indignación derivada posiblemente de otros tiempos en que EL era de los del ordeno y mando y actualmente es como cualquier ser mortal, sujeto a las mismas condiciones que sus conciudadanos.

La exploración ha sido positiva, ningún problema. Estamos de salud “fetén”.

Aprovechando la salida, nos acercamos hasta nuestra clínica veterinaria para consultar con mi entrañable amiga Sandra (un beso, querida) la conveniencia de aplicar a mi fiel amigo ROHN, las pipetas para evitar la infección de piojos, que debido a la bonanza de éste otoño, es necesario prevenir.












Como los pensionistas no tenemos descuento para casi nada, pago religiosamente los 24 euros por las tres pipetas. Si a esto añado lo que me cuestan las seis dosis de program200 para las garrapatas, el champú antiparisatario, el collar para las pulgas, el chip identificativo, el censo del ayuntamiento, las bolsas para recoger los excrementos, el pienso, etc. etc. Resulta que, quiero a mi mascota un montón y todo lo que necesite se lo daré, no puedo imaginar como hay sinvergüenzas que abandonan a los que más te dan, sólo a cambio de tu amor y tu compañía.