Un día, no hace mucho, el presidente de Murcia, Ramón Luis Valcarcel hizo un comentario jocoso-ofensivo refiriéndose a la supuesta afición de Pasqual Maragall a darle al “trinqui”. Le atribuyó la ingesta diaria de uno ó dos hectolitros de vino. Ignoro si el tal Valcárcel sabe que un hectolitro son 100 litros y en medida castellana, seis cántaras y seis cuartillos. No me imagino a Pasqual pegado a la cántara todo el día.










Hablando de vinos, leo la noticia que comenta lo que el expresidente Aznar se ha llevado de la Moncloa.











Aparte del juego del paddle, ha limpiado la bodega de los ricos caldos que pacíficamente esperaban ser consumidos en largos años de gobierno popular. Dicen que son 10.000 botellas que corresponden a 7.500 litros, embalados en 833 cajas de 12 unidades. Como castellano viejo que es José Maria, entre éstas existencias no pueden faltar algunas excelentes marcas de La Rioja, pongamos por ejemplo unos reservas del 94, Viña Ardanza, Muga ó Faustino y otros gran reserva del 94 (excelente cosecha) Conde Valdemar ó Marqués de Riscal y algún que otro Viña Tondonia.
Lo que no nos aclaran es si se lo lleva para su degustación personal ó tiene pensado llevárselo a Georgetown y compartir la libación con su amigo americano, cómodamente sentados y los pies reposando sobre la mesita.

Yo como soy más modesto y la jubilación no da para mas, compro en el súper una estupenda marca con denominación de origen CATALUNYA.
Para no olvidarnos del cava, todo el que sirvan en la boda famosa, es un regalo de las marcas escogidas, sin llevar la denominación del embotellador. Un gasto menos.