3.4.04

Hoy hace un año fui a la despedida que Barcelona hacía a
  • Terenci Moix
  • , en el Saló de Cent de la Generalitat. Mi emoción ante su féretro nunca lo olvidaré. Sin ser un gran apasionado de su trayectoria literaria, que a menudo ojeaba sin profundizar por los múltiples vericuetos de sus ideales, si que me era ameno en muchos aspectos de su infancia, la trayectoria de su juventud, los círculos de amistades en los que se desenvolvía, fumador empedernido, “enfant terrible de los cincuenta, su “menaje” con Enric Majó, la admiración por Nuria Espert, Maruja Torres, María del Mar Bonet, Joan Serrat y cientos de personas del arte, el periodismo, la televisión y la radio.

    Me sentía cercano a él con sus relatos de su infancia en la plaza del Peso de la Paja. Habíamos ido a los mismos cines, vimos las mismas películas, nos extasiábamos con las mismas actrices. El pisó como yo el Cine Goya, el Central, el Oriente, el Iris, el Emporium, el Alondra.
    Vimos las mismas películas de La Diligencia, María Antonieta, Las zapatillas rojas, Gilda, Ivanhoe, Kim de la India y cientos mas. Actrices inolvidables como Bárbara Stanwyck, Alexis Smith, Lana Turner, Linda Darnell, Olivia de Havilland y actores de la talla de Errol Flynn, Gary Grant, Gary Coper, James Cagney, Orson Welles.

    La lista es interminable de tantas tardes de cine y sesiones que las mañanas de los domingos me hicieron desfilar por decenas de nuestros entrañables y desaparecidos altares de la cinematografía. En el Tívoli, vi Cantando bajo la lluvia, acompañado de una muy buena amiga, en el gallinero y de pié. Eran otros tiempos, difíciles pero inolvidables. En las calles empezaba a haber movida. Y yo a lo mío.

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