
Me sentía cercano a él con sus relatos de su infancia en la plaza del Peso de la Paja. Habíamos ido a los mismos cines, vimos las mismas películas, nos extasiábamos con las mismas actrices. El pisó como yo el Cine Goya, el Central, el Oriente, el Iris, el Emporium, el Alondra.
Vimos las mismas películas de La Diligencia, María Antonieta, Las zapatillas rojas, Gilda, Ivanhoe, Kim de la India y cientos mas. Actrices inolvidables como Bárbara Stanwyck, Alexis Smith, Lana Turner, Linda Darnell, Olivia de Havilland y actores de la talla de Errol Flynn, Gary Grant, Gary Coper, James Cagney, Orson Welles.
La lista es interminable de tantas tardes de cine y sesiones que las mañanas de los domingos me hicieron desfilar por decenas de nuestros entrañables y desaparecidos altares de la cinematografía. En el Tívoli, vi Cantando bajo la lluvia, acompañado de una muy buena amiga, en el gallinero y de pié. Eran otros tiempos, difíciles pero inolvidables. En las calles empezaba a haber movida. Y yo a lo mío.
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