Estamos en la década de los 90. Es martes santo y a las ocho de ésta mañana empiezo el ritual de poner todo a punto en el bar del “catalán”.
La cafetera está a punto, el local, las mesas y sillas en orden y recién repasadas. La temperatura en el exterior no pasa de los ocho grados, pero el cielo tiene un azul intenso que presagia un aumento de siete u ocho puntos más. Dispongo en la terraza exterior las mesas con sus parasoles multicolores que serán necesarios a partir del mediodia. Los expositores de las chuches están repletas de múltiples golosinas a la espera de ser asaltadas por los peques.

A partir de media mañana, empiezan a desfilar los habituales. Sergio me pide su café y el purito cotidiano. Ladis me pide un moscatel para entonarse. El trío de Almajano su sempiterno Anís, con el que inician su Vía Crucis.
José Luis, el “barriga verde”, sólo quiere el mando de la televisión para pinchar las loterías y zapear. Acompañado del horripilante Manolito gafotas, su padre el Celes, le compra un huevo Kinder.

Acodado en el extremo de la barra, le sirvo una San Miguel a Jacinto, su hermano Patri, lo de siempre, un refresco de naranja, pero que sea Kas, trabajan en Zarauz y Eibar respectivamente.
Recorriendo todas las tertulias y oído al canto, con su boina cubriendo la calvicie total, el insigne Herminio. No podía faltar el alcalde Ambrosio acompañado de sus hijos Ricardo y Deli, ésta vive en Barcelona trabajando para la Bayer.

Es la hora de sacar las tapas y empieza la baraunta a lo largo del largo mostrador. El “maderas” Santiago Sánchez Barreiro, acodado ante el Marca, pide con displicencia un Aguila helada, Ladislao con su cuadrilla que sea una botella de Rioja, Domingo Bachiller una bandeja de boquerones y copas de Tio Pepe para compartir con su hermano Teófilo y su cuñado el de Pamplona. Ya son las tres y entran los últimos de Filipinas, son los mozos que acaban de abrir los ojos tras una larga noche de “pasión”.

Javi, Segundo, Rodolfo, Cesar, Alfredo y Toño, que ha dejado aparcada la yegua en medio de los coches. Ha dado comienzo la Semana Santa y el desfile de los pasos, los capirotes, las velas y pies descalzos arrastrando cadenas, sobre la fría calzada de las calles

Sorianas

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