18.12.03

En los años cuarenta y cincuenta se usaban una serie de productos para mejorar el estado de salud de los que padecían fiebre ó infecciones intestinales. Hoy alguno de éstos remedios los asocio a la imagen de ciertas personas y entidades que todos conocemos. Nos daban aceite de ricino que con su sabor repugnante, se nos ponía el rictus parecido al que tiene Aznar permanentemente.

.Para un empacho debido al pan negro de harina de algarrobas, lo mejor una lavativa de agua timolada, que le recomiendo a Zaplana, para que evacue. Para las lombrices, los polvos del Dr. Sastre y Marqués, le irán de maravilla al manchego Bono. Para chupar la sangre, las sanguijuelas, nada mejor para el extremeño Rodríguez Ibarra, por lo de que le queremos dejar más pobre. Si te olía la boca a podrido y tu aliento era fétido, lo mejor dos cucharadas de agua de Carabaña, que es madrileña, para Jiménez Losantos, el periodista peor hablado. Para los síntomas de vejez y depauperación senil, un Cerebrino Mandri al eterno Fraga Iribarne, dispuesto a invadirnos con el ejército. La cartilla de racionamiento de la posguerra al superministro Rato, para que le salgan las cuentas. Al guaperas Arenas, una loción de Varón Dandy. A la inefable ministra de exterior Ana “Harpo” Palacio
lo mejor una muñeca de Famosa para que juegue en el portal. Para los que se cambian de chaqueta a pesar de haber sido ministra, unos buenos supositorios Rovi como recompensa adjudicados a Cristina Alberdi. Los males de cabeza que nos afligen el ABC y La Razón, pueden aliviarse con unas tabletas de Okal. Y muchos parches Sor Virginia son los que necesita el innombrable panfleto denominado Libertad Digital, adalid de las más puras esencias represivas y dictatoriales, reflejo de la opinión sacrosanta imperialista del gobierno actual en el poder. Nosotros a lo nuestro y si no les gusta que se aguanten. Visca Catalunya lliure con SALUT I LLIBERTAT.