BALANCE
Una vez concluidas las fiestas, aniversarios y toda suerte de celebraciones, es grato empezar a recobrar paulatinamente el ritmo habitual tan necesario para equilibrar mi estado anímico, sin el cual soy incapaz de dar pié con bola.
Haciendo un pequeño repaso a los dos últimos días, tengo que resaltar de manera especial las últimas horas del año que disfrutamos en una inmejorable compañía y pudimos brindar la entrada de éste nuevo año compartiendo con nuestro hijo Virgil, Montse y sus padres, lo que resultó una inolvidable velada para añadir a mis gratos recuerdos.
Después de unas cortas horas de descanso para reponer fuerzas, el primer día del año tiene que suceder lo mismo de siempre. Encaminarse rumbo a casa de mi cuñado para celebrar su onomástica y el año nuevo, sentarse a la mesa familiar de por lo menos veinte comensales, degustar las excelentes viandas que manos expertas han preparado con suma delicadeza y expresamente adquiridas en su querida tierra de Soria.
De los acontecimientos sucedidos en el año que ha concluido, todos tenemos la suficiente información y no es en éste diario el lugar adecuado para hacer un resumen.
En cuanto a mi particular historial, estos doce meses han sido un tranquilo discurrir en el tiempo con sus inevitables acontecimientos favorables casi siempre y alguna que otra situación adversa pero no irreparable.
Espero que este nuevo ciclo conserve por lo menos la misma trayectoria y continuar adelante en el camino de compartir con mis queridos lectores las vivencias de éste honesto e ilusionado relator.
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