VICISITUDES
Me gustaría poder escribir lo que cada día pienso y deseo compartir con mis asiduos lectores. Pero estoy inmerso en un estado de confusión total. Soy incapaz de centrarme en una idea u opinión y transmitirla coherentemente.
Mi vida cotidiana transcurre afortunadamente sin grandes altibajos. Todos los días transcurren con la misma pauta de la monotonía que a veces llega a ser odiosamente rutinaria. No se si será debido a las fuerzas de la naturaleza que ejercen sobre mi estado de ánimo primaveral o a otros acontecimientos que rompen el hilo de mis estrictas normas de conducta.
Como los contratiempos nunca vienen solos, ahora tengo otro añadido a mi historia epistolar. Ahora se me ha presentado un problema pasajero que debo afrontar y que es debido a que mi hijo Virgil, editor y webmaster del diario, ha cambiado de residencia y a consecuencia estará durante algún tiempo inoperativo, no puede publicar en tiempo real mis artículos.
Cuando todo vuelva a la normalidad, continuaré escribiendo lo que mi ánimo me dicte y expresar las inquietudes que diariamente afloran en mi espíritu.
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