Por éstas fechas , en nuestra etapa soriana, inauguramos las tiendas a las que me he referido anteriormente. Era en la época de carnavales y el éxito en la venta de toda clase de disfraces y múltiples complementos, nos dejó agradablemente sorprendidos al comprobar la gran aceptación que en Soria hacían de nuestros modelos que comprábamos en su mayoría en Barcelona. Hasta ese año habían comprado lo indispensable en pequeñas tiendas y librerías que ponían a la venta algunas caretas y otros artículos como pelucas, narices ó parches de pirata.
En nuestro local había decenas de vestidos de toda índole, tanto para mayores como para los pequeños. Cientos de máscaras de las mas diversas y grotescas réplicas humanas y animales, tridentes, bastones, espadas, cascos vikingos, bolas de presidiario, bombines, pelucas, bigotes, barbas, hasta más de 200 complementos incluidos los maquillajes y demás adornos. Fue un buen comienzo que en los años siguientes continuó en alza.
El único día que teníamos libre era el Domingo y lo disfrutábamos con excursiones a lugares sumamente sugestivos y placenteros como Fuentetoba, Valonsadero Castroviejo, La Laguna Negra, los picos de Urbión, el cañón del Rio Lobo, el puerto de
Piqueras, Medinaceli, Almazán, la playa Pita, el Embalse de la cuerda del Pozo y muchos otros parajes de soberbia belleza y tranquilidad.
Con una barbacoa portátil y la bota de vino, hacíamos en plena naturaleza las mejores costelladas que he disfrutado nunca, con buena leña del monte y un auténtico all i oli preparado por mí.En el 1430 de color rojo, íbamos Mari Luz, Virgil, yo y nuestra perra Guay. Nos lo pasábamos muy bien.